Javier Milei asumió este domingo como presidente de la Argentina y protagonizó una ceremonia protocolar que se diferenció de las antetiores por el hecho de que el nuevo jefe de Estado no dio su discurso frente a la Asamblea Legislativa, sino que decidió hacerlo en las escalinatas del Congreso frente a la gente que lo esperaba allí.
Parado desde un atril, Milei habló durante casi 35 minutos y pronunció un discurso centrado fundamentalmente en el panorama económico que atraviesa el país. "Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros", expresó, y siguió: "El kirchnerismo, que en sus inicios se jactaba de tener superávits gemelos, fiscal y externo, hoy nos deja déficits gemelos por 17% del PBI".
"A su vez, el 15% corresponde al déficit consolidado entre el Tesoro y el Banco Central. Por lo tanto, no existe solución viable en la que se evite atacar el déficit fiscal. Un 5% corresponde al Tesoro y 10% al Banco Central", afirmó.
Tras mencionar dichos puntos, Milei expuso los lineamientos de las medidas económicas que aplicará: "La solución implica, por un lado, un ajuste fiscal en el sector público de 5 puntos del PBI, que a diferencia del pasado, caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado".
"Por otro lado, es necesario limpiar los pasivos remunerados del Banco Central que son responsables de los 10 puntos del déficit. De esta manera se pondría fin a la emisión de dinero y con ello a la única causa de la inflación empíricamente cierta y válida en términos teóricos", indicó el libertario.
"La política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses, aun cuando dejemos de emitir dinero seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente. Haber emitido por 20 puntos del PBI no es gratis: lo vamos a pagar en inflación", agregó.
Además, señaló que "el cepo cambiario no solo constituye una pesadilla social y productiva porque implica altas tasas de interés, bajo nivel de actividad y de empleo formal y salarios reales miserables que impulsan el aumento de pobres e indigentes, sino que además, hoy el sobrante de dinero en la economía es el doble del que había en el Rodrigazo, que multiplicó por seis la tasa de inflación".
En el mismo sentido, el presidente advirtió: "Un evento similar significaría multiplicar la tasa de inflación por 12 y dado que viene viajando a un ritmo del 300%, podríamos pasar a una tasa anual del 3.600%. A su vez, dada la situación de los pasivos remunerados del BCRA, en muy poco tiempo se podría cuadriplicar la cantidad de dinero y con eso llevar a la inflación a niveles del 15.000% anual".
"Este número, que parece un disparate, implica una inflación del 52% mensual, mientras que hoy mismo viaja a un ritmo que oscila entre el 20% y el 40% mensual para los meses entre diciembre y febrero", añadió.
Siguiendo con sus críticas al gobierno saliente, mencionó que dejan "plantada una hiperinflación" y que la "máxima prioridad" será "hacer todos los esfuerzos para evitar semejante catástrofe que llevaría a la pobreza por encima del 90% y la indigencia por encima del 50%", para lo cual reiteró: "No hay solución alternativa al ajuste".
"La herencia no termina ahí", siguió Milei, y apuntó: "Los desequilibrios en tarifas son solo equiparables al desastre que dejó el kirchnerismo en el 2015. En el plano cambiario la brecha oscila entre el 150% y 200%".
La deuda con importadores, según Milei, "supera los USD 30.000 millones y las utilidades retenidas a las empresas extranjeras alcanzan los USD 10.000 millones. La deuda del BCRA e YPF suman USD 25.000 millones y la deuda del Tesoro suma USD 35.000 millones adicionales. La bomba de deuda asciende a USD 100.000 millones que habrá que sumar a los USD 420.000 millones de deuda existente".
"La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y el shock. Eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales y la cantidad de pobres e indigentes. Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años, con una caída del 15% del PBI per cápita. Hace más de una década que vivimos en estanflación y este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción argentina", sostuvo el líder de La Libertad Avanza.